Ayer, hablando con mi hermana mayor, la que por edad va por encima de mi, he descubierto que tengo un año más de los que creía tener.
Mi hermana, al contrario que yo, es muy buena para las fechas, yo soy un desastre. Llevo años pensando que era más joven de lo que realmente soy.
De físico me encuentro bien, por supuesto, aún “empalmo” varias veces al día de forma automática. Pero en el tema de ánimos si voy decayendo, no tengo la misma ilusión ni empuje que tenía hace un año, el tiempo pasa inexorablemente y las prioridades cambian de ropa.
Últimamente no me encuentro en mi mejor momento, mi vida pasada me ha dejado una llamada perdida y me resulta difícil borrar la lista de llamadas para comenzar en limpio, es como si no tuviera acceso a esa función.
No voy a engañarme ni a engañaros, si de algo peco es de ser demasiado sincero. A partir de este momento creo que se van a relajar en el blog mis entradas sobre Linux, el cambio se va notando ya, os habréis dado cuenta. El tiempo y el devenir de la vida no perdonan.
De hecho, y será lo que posiblemente pase, llegará un momento en que ya no hable de Linux aunque lo use, me echo a un lado para dar paso a las nuevas generaciones, donde recomiendo a La Mirada del Replicante como blog general Linux más puntero y cercano.
Linux sigue creciendo, sigue subiendo, pero este pobre usuario va menguando, el reposo del guerrero, podría decirse.
La vida pasa y todo cambia, es la ley.
